Si tienes una determinada edad – y no te estamos llamando mayor, eres una persona con grandes vivencias a sus espaldas 😉 – seguro que alguna vez has pensado cómo ha cambiado el mundo de la calefacción desde aquellos sistemas centralizados con los que hasta resultaba difícil respirar debido al calor que generaban. Es más… ¿recuerdas lo caliente que estaba el radiador en el cole cuando, sin darte cuenta, te acercabas? Por aquí hay más de uno que confiesa haberse quemado así el culete. 😊
Por suerte, los contadores individuales y los termostatos han cambiado el panorama. Pero aún hay quienes nos preguntáis sobre determinados aspectos del uso diario de la calefacción. Hoy vamos a intentar resolverlos para que el ahorro económico y el uso racional de recursos energéticos, vayan de la mano.
Desmontando falsos mitos sobre la calefacción
Si para comprobar la calidez de tu casa, pones la mano sobre el radiador y, si no lo notas suficientemente caliente, subes la temperatura… ¡Sentimos decirte que estás derrochando la energía y tu dinero!
No es necesario quemarse para que una estancia tenga una temperatura adecuada y confortable. ¡Es una falsa leyenda! Además, así estás aumentando tu factura sin motivo: por cada grado que subes la temperatura del termostato, tu consumo aumenta un 7 %. Sí, ¡puedes sacar la calculadora! Verás como te auto-convences para dejar esa mala costumbre de poner la calefacción a tope cuando llegas de la calle y la cambias por una más racional: dejar los radiadores a una temperatura confortable – en torno a 20 grados – durante varias horas.
Pero…¿por qué me llegan estos facturones, si el vecino paga la mitad?
Esta es otra clásica pregunta que nos hacéis. Nos reiteramos: poner la calefacción a lo loco es un derroche de recursos energéticos, origen de contaminación y, por supuesto: un gasto económico innecesario para tu bolsillo.
Pero, es posible también que hagas un uso racional de la energía y tu factura sea mayor que la de Peio, tu vecino del tercero. Te explicamos algunos agentes que influyen para que lo entiendas de manera sencilla.
La ubicación de la vivienda, uno de los factores clave
Algo que todos sabemos es que las estancias con orientación sur disfrutan de más horas de luz solar directa. Por esta razón, durante el día mantienen más la energía y necesitan menos calefacción. Eso en caso de que los aislamientos estén en buen estado. Porque es otro de los factores que influyen: una casa con ventanas o cerramientos deteriorados, tendrá mayor dificultad para conservar el calor.
Otro punto a destacar es la altura: un primer piso – o una última planta – mantiene menos el calor que un quinto. Y a su vez un tercero, al estar más arriba – si no es interior – recibirá durante más tiempo luz solar de forma directa.
Ocupación y uso de la vivienda: otro punto a tener en cuenta
Debemos recordar que un piso con 4 personas no necesitará tanta calefacción como otro con una sola persona. De la misma manera, el tamaño de las habitaciones influye: a mayor tamaño de la estancia, mayor uso va a requerir.
Por último: si tus hijos se han independizado y no utilizas ya sus habitaciones – o si tienes alguna para invitados -, te recomendamos cerrar esos radiadores o regularlos mediante válvulas termostáticas para generar un consumo mínimo, ya que allí no sueles hacer vida.
Aplicar el sentido común, el mejor sistema de ahorro
Como habrás comprobado hay muchos factores que influyen en un correcto uso de la calefacción. Lo mejor es que, conociendo las condiciones de tu vivienda, lo tengas en cuenta para evitar malos hábitos como:
Apagar y encender continuamente el termostato.
Abrir ventanas para que se vaya el calor. Si tienes que hacerlo, deberías apagar tu calefacción, si dispones de termostato o regular las válvulas de los radiadores.
Tener mal regulados los radiadores de cada habitación.
¡Haz la prueba a poner en práctica todos estos consejos y compara tu próxima factura con otra de un mes en que se dieran las mismas condiciones climáticas! Estamos seguros de que notarás el ahorro y estarás igual (o más) a gusto. Además contribuirás a la reducción de gases contaminantes, algo que en Saincal procuramos cuidar. Porque, si bien es cierto que existen alternativas con energías renovables, no siempre pueden ser puestas en práctica debido a la orografía del terreno u otros aspectos técnicos. Pero aplicar el sentido común para que el planeta y tu bolsillo se beneficien, ¡es algo al alcance de todas las personas!